El dragón perdido

Con el fin de la segunda Guerra Mundial, las labores de espionaje de Frederíc Poison para el ejército aliado francés cesaron. Era el momento de averiguar que había detrás del telegrama enviado por Gregorio Palomares el 12 de julio de 1936 desde un avión desaparecido que sobrevolaba Marruecos hasta la base militar de San Javier, y que portaba en su chaqueta un soldado de la división azul en Leningrado. El viaje de Frederíc comienza en el aeropuerto de Croydon, pero su habilidad y curiosidad hacen posible que encuentre al destinatario del telegrama y la otra mitad del mismo que le faltaba. Pero sus movimientos se ven limitados por la extraña amenaza del ejército español y la masonería británica. Las pistas halladas conducen a Frederíc a relacionar el envío del telegrama con el Levantamiento Nacional español del 18 de Julio y con el vuelo del Dragón Rapide desde Casablanca a Tetuán; llevándolo hasta Guinea Ecuatorial para hallar la respuesta a lo sucedido con el avión y con las personas que viajaban a bordo de él. Pero algo no debió salir como estaba previsto, para nadie.